Los discursos de la Ciencia en la esfera pública en el s.XXI - Tarea 1
Instrucciones
Para completar esta primera clase, os propongo una actividad.
Leed el relato en primera persona de Pere Estupinyà (veinte años como divulgador) y reflexionad en primera persona si queréis convertiros en divulgadores, periodistas o comunicadores científicos y si ya lo sois, cuándo fue el momento en el que esa vocación estuvo clara.
O tal vez, queréis llevar a cabo investigaciones sociales sobre la comunicación y divulgación de la ciencia que realizan otros agentes y actores sociales.
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No me he dedicado nunca a la divulgación científica. Soy geóloga, trabajo en el centro de investigación Tecnalia, en Derio, y anteriormente en la ingeniería Celtic Technologies, Ltd., en Reino Unido.
Mi interés en la divulgación nace de mi afición a la lectura de ensayos sobre todas las disciplinas científicas: geología, astronomía, química, física, biología, matemáticas, Historia de la ciencia… He leído a científicos divulgadores desde que tengo uso de razón. Leyva, Arsuaga y Carbonell, Punset, Anguita, Riveiro, Saénz Cabezón, Timothy Ferris, Dawkins, Gould, Stephen Hawking, Zimmer… me dejo muchos otros en el tintero. Y siempre lo he hecho en papel. El libro es, en mi opinión, el medio de divulgación más gustoso y el que más capacidad de enganche tiene.
También consumo ciencia en otros medios no tan placenteros... Buceo a diario en algunas páginas de ciencia de Internet. Recibo el boletín Materia de el País, consulto el GEA del ICOG, curioseo en SINC, el IGME, la USGS, Eurekalert, Cordis, revistas como Retema, National Geographic, Science, páginas de ONGs como Seo Birdlife y algunos blogs como Hombre geológico o Pakozoico. Dejo muchas páginas sin citar. Uso RSS y emails de alerta para páginas concretas de vez en cuando. En general, picoteo un poco de todo, pero para no llegar a la infoxicación, intento limitar la búsqueda a temas exclusivamente “pétreos” o naturalistas.
Y, por último, en mi escala de consumo de noticias científicas, están las redes sociales, incluyendo canales de “influencers” como el famoso geólogo Nahúm Méndez. Hago un uso muy esporádico y casi exclusivo de Facebook, pero reconozco el gran valor y potencial de las redes sociales para fomentar la interacción, contrastar opiniones y romper barreras entre otras bondades. Creo que son sus ritmos acelerados y su formato con textos exiguos y mucho recurso audiovisual e hipervínculos lo que me genera cierto rechazo personal.
Por todo ello, si algún día me dedicara de forma activa a la
divulgación científica, sería en calidad de divulgadora porque encaja mejor con
mi perfil profesional y gustos personales. Eso sí, descartaría las redes
sociales como medio de divulgación y quizás me animaría a escribir en un blog como éste o, quien sabe, puestos
a soñar, a realizar un ensayo científico como los que me emocionan cada día.
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