Los discursos de la Ciencia en la esfera pública en el s.XXI - Tarea 3

 Los discursos de la Ciencia en la esfera pública en el s.XXI - Tarea 3 

Instrucciones

Para la actividad vais a reflexionar sobre cómo contribuyen los pre-prints a la ciencia mediática, dado que estas publicaciones han proliferado durante las últimas décadas y, especialmente, durante la pandemia.

A partir del artículo de López Cózar, E. D., & Martín Martín, A. (2020), que adjunto, debéis reflexionar sobre el valor que puede tener la publicación de los pre-prints, en el mundo de la comunicación o para la sociedad en general.

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Fuente: Universo Abierto (universoabierto.org)


Pre-prints a examen

Los pre-prints (pre-publicaciones) son artículos científicos que se publican en Internet, en abierto y sin que hayan pasado por los lentos procesos de revisión que “sufren” los artículos convencionales publicados en revistas especializadas.

Tal y como describen Emilio López Cózar y Alberto Martín-Martín en su artículo, los pre-prints poseen muchas ventajas frente a otras formas de publicación científica. Su proliferación en los últimos años y, especialmente durante la pandemia del Covid-19, es señal inequívoca de ello.

Sin embargo, al no ir sujetos a ningún tipo de revisión previa a su publicación, también suponen un riesgo de desinformación cuando su calidad es baja o la información que proporcionan es sesgada, como el caso del pre-print publicado en bioRxiv citado en el artículo arriba.

Desinformación hay, y ha habido siempre, en todos los ámbitos, y más desde que Internet nos permitiera acceder a todo el conocimiento humano a golpe de clic - un conocimiento en ocasiones manipulado o equivocado - y las redes sociales contribuyeran a difundirlo a la velocidad de la luz.

En el ámbito científico, empero, la desinformación, como en este caso la derivada de los pre-prints de baja calidad, tiene unas particularidades que la agravan y que dificultan su desmentido para quien no forma parte de la comunidad científica:

1. La ciencia versa sobre temas complejos y cambiantes

El trabajo de los comprobadores de datos (Fact-checkers) y de los periodistas científicos se complica cuando se trata de verificar información publicada en artículos científicos de difícil comprensión, con un lenguaje técnico y con evidencias y datos provisionales, como sucedió durante la pandemia del Covid-19.

Lo que es válido hoy en ciencia puede no serlo mañana. Ese es su gran valor e irónicamente también su debilidad, ya que dificulta la comprobación y el desarme de informaciones falsas.

2. Mayor credulidad

La gente tiende a creerse más fácilmente informaciones revestidas de fuentes científicas, sean estas falsas o no.

Por desconocimiento, apatía y otros mecanismos cognitivos actualmente objeto de estudio en psicología, el espíritu crítico de las personas ajenas al mundo científico se relaja al tratar temas científicos, lo que las hace más vulnerables al engaño.

3. Mayor alcance y consecuencias potencialmente muy graves

El alcance y la repercusión de la desinformación y el bulo científicos no es comparable con los de otras disciplinas.

La ciencia no entiende de fronteras, ni en su forma de hacer (los científicos cooperan cada vez más entre países) ni en sus resultados (el conocimiento que genera pertenece a toda la humanidad). Por ello, la desinformación científica afecta a la sociedad en su conjunto y posee un ilimitado alcance internacional.   

La gravedad de las consecuencias que derivan de la desinformación en temas científicos puede ser muy variable y depende del nivel de falsedad y voluntariedad en su difusión. Hay memes tronchantes, pero también, y esto es exclusivo del ámbito de las ciencias de la salud, casos en los que la propia vida está en juego. Durante la pandemia, fueron demasiadas las muertes de conocidos líderes antivacunas y según la OMS, las vacunas redujeron las muertes en al menos un 57% y salvaron la vida de más de 1,4 millones de personas solo en Europa. La mayoría por encima de los 60 años.

En definitiva, los pre-prints pueden ser fuente de desinformación que, como hemos visto, puntualmente puede llegar a ser muy grave y de difícil desarme, pero su prohibición no tendría sentido porque también aportan muchas cosas positivas y contribuyen favorablemente a la difusión de la ciencia.  

Más bien, las soluciones para combatir la desinformación científica, como bien apuntan desde el Fecyt, la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología, tienen que ver con favorecer la educación de la población en el funcionamiento de la Ciencia, el impulso del periodismo científico, la despolitización del hecho científico, el fomento de la comunicación científica o el desarrollo de algoritmos en las redes sociales que penalicen la desinformación.

Los pre-prints han llegado para quedarse. Ahora solo falta que la sociedad aprenda a leerlos… 



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