1.
¿Por qué el Antropoceno
es una época geológica y no un evento como sugieren algunos expertos?
El Grupo de Trabajo
sobre Antropoceno (Anthropocene Working Group, AWG) propone en su informe la
definición del Antropoceno a nivel de época dentro de la Tabla de los Tiempos
Geológicos porque los parámetros que se utilizan para su definición (variaciones
en los ciclos biogeoquímicos de diferentes elementos, cambios en la química de
la atmósfera y el océano, extinción, domesticación y translocación de especies
en la biosfera, incrementos de las tasas de sedimentación y erosión, aparición
de nuevos materiales como los plásticos, …) superan la variabilidad observada
en los mismos durante el Holoceno, época que abarca los últimos 11.700 años y
en la que oficialmente vivimos. Un evento se define como un acontecimiento
geológico que daría lugar a cambios importantes en la evolución de nuestro
planeta (por ejemplo, la Gran Oxidación que incrementó el contenido en oxígeno
en la atmósfera terrestre precámbrica como consecuencia de la actividad de las
algas cianofíceas, o la gran diversificación de la biosfera durante el periodo
Ordovícico, o la caída del bólido meteorítico que provocó la extinción masiva
de finales del periodo Cretácico y dio lugar al inicio de la Era Cenozoica en
la que aún nos encontramos, …). El evento que daría lugar al Antropoceno desde
mediados del siglo XX sería la denominada Gran Aceleración, es decir, el
incremento exponencial en la población humana, su desarrollo tecnológico y su
producción industrial que condujo a nuestra especie a convertirse en un agente
de transformación geológica de la superficie terrestre de primer orden
rivalizando con y superando a los procesos geológicos de carácter natural.
2.
¿Puede un registro
geológico de menos de 100 años de duración (desde 1950, el año de arranque de
la “gran aceleración”) marcar la transición entre dos épocas geológicas?
En principio, la razón
por la que se dividiría el tiempo geológico en dos épocas (entre Holoceno y
Antropoceno, por ejemplo) debería estar basada en la magnitud de los cambios
que diferencian ambas épocas (y que se reflejan geológicamente en sus respectivos
sedimentos y rocas) y no en su duración. Si observamos la duración de las
diferentes épocas más recientes en la Tabla de los Tiempos Geológicos podemos
observar que esa duración está siendo progresivamente menor hacia la
actualidad, y esto se debe a que los sedimentos y las rocas más jóvenes son más
abundantes y accesibles en la superficie terrestre (porque nuestro planeta no
ha tenido tiempo de reciclarlas) y porque la calidad de la información que
contienen es mayor (ya que no han sufrido tantos procesos geológicos como las
rocas más antiguas que tienen a borrar mucha de la información que contenían
originalmente). Los sedimentos actuales cubren toda la superficie de nuestro
planeta y su información es muy completa porque no ha sido aún parcialmente destruida
por la diagénesis y la litificación (procesos que transforman los sedimentos
sueltos/blandos en rocas compactas/duras). Además, su información puede ser
complementada por los datos instrumentales de todo tipo que recibimos de los
innumerables aparatos con los que medimos muy diferentes variables (por
ejemplo, temperatura, salinidad, concentración de gases de efecto invernadero,
acidez del océano, …). Esta cantidad enorme de información ambiental ha hecho
posible que en los últimos años se haya desarrollado la Ciencia del Sistema
Tierra que nos ha permitido tener una imagen global y multidisciplinar de
nuestro planeta y poder observar su variabilidad temporal a diferentes escalas
(horaria, diaria, estacional, anual secular, etc). Por tanto, la definición de
la época Antropoceno está basada en la magnitud de los cambios detectados en
relación a la época Holoceno (y a otros tiempos geológicos más profundos). Esos
cambios han sido/están siendo enormes en intensidad y de carácter planetario
(global) y además de naturaleza sincrónica, y a una velocidad muy rápida, y
provocados por la actividad de una sola especie de la biosfera (la nuestra).
Nuestra especie ha sido capaz de superar la velocidad e intensidad de los otros
procesos geológicos que operan en la superficie terrestre. Por tanto, creemos
que a pesar del poco tiempo (geológico) transcurrido, la intensidad de los
cambios ha sido enorme y la naturaleza y evidencias que contienen los
sedimentos y las rocas antropocenas son diferentes a las de los sedimentos y
rocas holocenas. Es la naturaleza de ese registro geológico el que justifica
nuestra propuesta de época Antropoceno y no la cantidad de tiempo transcurrido.
3.
¿Debe el concepto de
unidad cronoestratigráfica actual modernizarse y completarse con métodos y
definiciones acordes con los ritmos que impone el ser humano o, por el
contrario, está bien como está?
Los
conceptos, las metodologías y los procedimientos formales que se utilizan en
nuestra ciencia son válidos y han sido utilizados convenientemente tanto para
definir unidades temporales en la Geología profunda (por ejemplo, épocas dentro
del periodo Ordovícico de la era Paleozoica) como en la Geología más reciente
(por ejemplo, edades dentro de la época Holoceno en el periodo Cuaternario de
la era Cenozoica). Lo que está cambiando en la Geología es nuestra capacidad de
obtener información y la resolución temporal en los sedimentos y rocas. Se ha
dicho tradicionalmente que la unidad del tiempo en Geología es el millón de
años. Sin embargo, actualmente tenemos herramientas instrumentales (por
ejemplo, isótopos radioactivos presentes en los sedimentos más recientes) que
permiten determinar procesos y cambios ambientales/geológicos registrados año a
año, por lo que si para la Geología más profunda la unidad del tiempo sería el
millón de años para la Geología progresivamente más reciente la unidad de
tiempo son las centenas de miles de años, las decenas de miles de años, los
miles de años, … hasta llegar a la geología actual cuya unidad de tiempo con la
que podemos resolver los cambios registrados en los sedimentos es el año. Esto
supone un enorme avance en nuestra ciencia y nos permite distinguir cambios que
no son posibles de identificar en las rocas más antiguas, lo que hace posible
dividir el tiempo geológico más reciente con mucha más precisión.
4.
¿Existen en el mundo
clavos dorados marcando estratotipos en sedimentos, es decir en materiales no
consolidados, como los que se ven en el lago Crawford propuesto para marcar el
límite del Antropoceno?
Tradicionalmente
los clavos dorados (estratotipos) en los diferentes tiempos geológicos se han
definido en base a cambios paleontológicos (fósiles de la biosfera del pasado)
en rocas de ambientes sedimentarios marinos. Esto ha ido cambiando en la era
más reciente (el Cenozoico) en la que también se han definido límites
cronoestratigráficos en base a cambios geoquímicos o en la polaridad magnética
terrestre. Los casos más similares a la propuesta del Antropoceno pertenecen a
la época Holoceno, en la que su estratotipo está definido por un cambio en la
química de las burbujas de aire atrapadas en un sondeo de hielo procedente de
Groenlandia que se guarda en la Universidad de Copenhagen. Asimismo, las
divisiones en edades dentro del Holoceno se han definido en sondeos de hielo de
Groenlandia y en un espeleotema procedente de una cueva en la India. Por lo
tanto, la definición de estratotipos en sedimentos no consolidados no sería una
excepción para el Antropoceno.
5.
¿Cree Ud. que, si
finalmente el Antropoceno no es considerado una época geológica por la UICG, la
sociedad y los políticos en general prestarán menos atención al impacto que
ejerce el ser humano en el medio ambiente?
No. Creo que el
reconocimiento de la época Antropoceno, en primer lugar, supondría una mejora
en la comunicación geológica al reconocer una división del tiempo geológico
reciente que englobaría a los sedimentos y rocas que contienen isótopos
radioactivos artificiales, plásticos, cenizas volantes, un empobrecimiento en
la diversidad de los restos fósiles, un incremento en los elementos de interés
industrial, etc y que no están presentes en el registro geológico del Holoceno
y de los tiempos geológicos anteriores. En segundo lugar, sería un
reconocimiento de que las actividades humanas recientes están modificando la
superficie de nuestro planeta de modo tal que sus señales se están acumulando
en los sedimentos y rocas actuales y perdurarán en el futuro durante miles y
millones de años. Este salto cualitativo es una señal de alarma sobre nuestra
capacidad de transformación de los procesos naturales que han operado en
nuestro planeta, y que amenaza la estabilidad de las condiciones favorables
para la vida en la Tierra. Esto tiene diferentes modos de análisis con las
herramientas conceptuales de otras ciencias y campos de conocimiento que
señalan como responsables al sistema económico imperante, al reparto de
riqueza, la desigualdad en las sociedades humanas, … aspectos que se encuentran
más allá de los límites de análisis de la ciencia geológica y que cuestionan a
la sociedad humana actual. Es ahí donde reside la reticencia a reconocer la
época Antropoceno ya que tendría implicaciones mucha más allá de la Geología.
Su no reconocimiento oficial como época no paralizará su utilización informal,
ni disminuirá la atención social ante el deterioro ambiental ya que no se han
cuestionado las evidencias sobre las que se basa la propuesta sobre el
Antropoceno formulada por el AWG.
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